Superar un negocio en llamas: Seguridad contra incendios en su lugar de trabajo
Estás esposado a tu mesa, a las siete de la tarde, tecleando furiosamente para terminar tus trimestrales financieros. En el vasto mar de cubículos de tu planta, el tuyo es el único iluminado. El único sonido que rompe el silencio es tu «tap-tap-tap» de 100 palabras por minuto.
Pero entonces hueles algo penetrante: es el olor mortal del humo.
Miras por encima de tu mesa, como un soldado que mira por encima de un parapeto, y ves el humo negro que se extiende por la gran extensión de tu oficina.
Con cautela, te diriges al pasillo más cercano, sólo para ver las llamas anaranjadas que lamen las paredes. Corres hacia la siguiente salida, pero la furia del fuego te bloquea el paso.
Sólo hay una cosa que hacer: con un grito de guerra, saltas por la ventana de la oficina, dos pisos más abajo, y aterrizas en un contenedor.
Mientras las sirenas suenan en la distancia, usted tiene tiempo para reflexionar. ¿Qué debería hacer su empresa para evitar escapes estrechos como el suyo? ¿Cómo puede evitar las llamas?
¡Que se diviertan (techo)!
Puede que no lo parezca, pero ese techo sobre su cabeza es tan vulnerable al fuego y a las explosiones de gas como cualquier otro lugar de su oficina. Con la intensidad del calor, esas superficies de cartón yeso se deteriorarán como la mantequilla en un horno.
Además, un techo que se incendia puede causar daños estructurales en todo el edificio. El derrumbe de una pared ya es malo, pero las lesiones que sufrirás cuando una pared se derrumbe sobre ti podrían ser catastróficas.
La solución – llamar a algunos refuerzos pesados.
Invierta en un techo antideflagrante de un proveedor de confianza para proteger su oficina de las explosiones durante un máximo de cuatro horas. Así, si un incendio se arrastra por su techo, tendrá tiempo de sobra para escapar de la zona de peligro y avisar a los servicios de emergencia.
Prepara las herramientas
La oficina que está preparada es la que puede combatir las llamas. Pero te sorprendería saber el número de jefes que se conforman con un «ya está bien» cuando se trata de la protección contra incendios.
Deberías estar equipado hasta los dientes con extintores, mantas, alarmas, aspersores y cualquier otra cosa que te impida caer en una oficina incendiada.
Aunque la primera opción debería ser siempre escapar, tener a mano las herramientas para combatir las llamas puede, como mínimo, tranquilizarle y recordar a sus empleados que deben estar atentos.
Haz que todo el mundo conozca el resultado
No sirve de nada actuar como un inconformista que lucha contra las llamas si sus empleados no tienen ni idea de seguridad.
Organice seminarios con bomberos reales, envíe correos electrónicos con regularidad, detalle las estrategias de salida y haga saber a sus empleados que su puerta está siempre abierta a cualquier pregunta o duda en lo que respecta a la política de incendios de su empresa.
El conocimiento es la clave para evitar que su edificio se convierta en cenizas, así que asegúrese de que todos los empleados estén al tanto.