El factor común entre los profesionales de las redes
No es de extrañar que la creación de redes sea una habilidad esencial para cualquier persona, ya sea para su negocio o su vida personal. La creación de redes le proporciona una amplia red de contactos, que le conecta con oportunidades, puestos de trabajo y talento. Aunque comprender la importancia del networking es una cosa, ponerlo en práctica es una cuestión completamente diferente.
Muchas personas consideran que la creación de redes es un reto, pues se sienten intimidadas por las conversaciones y la creación de relaciones. Sin embargo, no hacerlo puede suponer un grave obstáculo, disminuyendo las posibilidades de obtener oportunidades.
Una estrategia concreta para mejorar sus habilidades para establecer contactos es aumentar su inteligencia emocional. La inteligencia emocional es la capacidad de comprender y gestionar las emociones, al mismo tiempo que se utiliza esta conciencia para gestionar las relaciones de forma eficaz. Esta comprensión permite a los individuos conectar mejor con los demás, permitiéndoles establecer fácilmente conexiones. Cada individuo tiene diferentes niveles de inteligencia emocional, algunos más altos que otros. Pero a diferencia de los rasgos inertes como el coeficiente intelectual o la personalidad, la inteligencia emocional puede entrenarse. Con la suficiente práctica, los individuos pueden desarrollar y mejorar su inteligencia emocional, lo que influye en su capacidad para convertirse en un maestro de las redes.
La relación entre el trabajo en red y la inteligencia emocional
La inteligencia emocional posee una serie de habilidades que se engloban en dos grandes categorías: la competencia personal y la competencia social. La competencia personal se centra principalmente en la capacidad del individuo para manejar sus propias emociones y su comportamiento. Por otro lado, la competencia social se ocupa del individuo en relación con los demás. Su capacidad para manejar las relaciones y comprender los estados de ánimo y el comportamiento depende en gran medida de este rasgo.
Dentro de estas dos categorías hay cuatro habilidades, que desempeñan un papel importante en la capacidad del individuo para crear redes y conectar con los demás. Estas cuatro habilidades son las siguientes:
Conciencia de sí mismo
La conciencia de uno mismo es la capacidad de percibir las emociones y ser consciente de su estado emocional. Los individuos pueden quedar atrapados en una conversación o sufrir sentimientos heridos. Sin embargo, esto es desventajoso para la creación de redes, ya que impide que el individuo establezca relaciones. Al comprender su estado emocional, es más capaz de serenarse y actuar en consecuencia.
Autogestión
Una vez que eres capaz de ser consciente de tus emociones, el siguiente paso es gestionarlas eficazmente. La autogestión es un componente clave de la inteligencia emocional, que implica la capacidad del individuo para controlar sus emociones y adaptarse a ellas. Al tratar con diferentes personas, algunas pueden ser más conflictivas que otras, lo que hace que las tensiones se disparen. Sin embargo, quienes tienen una alta inteligencia emocional son más capaces de mantener sus emociones bajo control, lo que aumenta sus posibilidades de establecer una relación.
Conciencia social
Los individuos con un alto nivel de conciencia social son capaces de captar las emociones de los demás y de navegar por las redes sociales que se crean en torno a los grupos. Con la capacidad de empatizar y conectar con los demás, las personas que trabajan en red son capaces de comprender mejor el estado emocional de los demás y encontrar un terreno común.
Gestión de las relaciones
Por último, pero no por ello menos importante, la gestión de las relaciones es la capacidad de utilizar la conciencia antes mencionada para gestionar las interacciones. Con esta habilidad, los individuos son capaces de influir e inspirar a una variedad de personas. La gestión de las relaciones es fundamental para cualquier persona que trabaje en red, ya que le ayuda a hacer un seguimiento de sus distintas conexiones. Con una cantidad suficiente de gestión de relaciones, los networkers son capaces de gestionar y atender cuidadosamente su red y mantenerse en buenos términos con sus múltiples contactos.